lunes, 18 de junio de 2012

Cuéntame un Cuento

lunes, 18 de junio de 2012


D. Saturnino Calleja, editor, escritor y pedagogo burgalés que fundó en 1879 la Editorial Calleja. Defensor acérrimo del Magisterio en España, creó la Asociación Nacional del Magisterio Español y la Asamblea Nacional de Maestros. Entre los miles de títulos que publicó, no sólo encontramos libros de texto y pedagogía, sino también cuentos que estuvieron al alcance de todos los bolsillos, lo cual hizo que se popularizara la expresión:

¡Tienes más cuento que Calleja!”.


Pero no es el único que ha tenido y tiene mucho cuento. La historia nos ha dejado a numerosos cuentistas. Es más, seguro que a nuestro alrededor tenemos a más de uno o dos. Precisamente, a mediados de los 80 nació en Valladolid Celtas Cortos, una formación de música folk rock capitaneada por Jesús Cifuentes. En 1991 publicaron Cuéntame un Cuento, su tercer álbum de estudio, con el que consiguieron ganar un Premio Ondas gracias a temas clásicos como El ritmo del  mar, 20 de Abril y el que esta noche os dejo en el blog: Cuéntame un Cuento.



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sábado, 16 de junio de 2012

Sonrisas y Lágrimas: el Musical

sábado, 16 de junio de 2012

Teatro
(del lat. theātrum, y este del gr. θέατρον, de θεᾶσθαι, mirar)

Todos los que me conocen saben que soy un gran aficionado al teatro. No recuerdo cuándo empezó todo, pero creo que ha sido así desde siempre, porque ya de pequeño siempre me decían mis padres que “era muy teatrero”… No obstante, mi andadura en este mundo empezó cuando cumplí los 20 años. Tras cuatro años escondido tras los micrófonos de Radio Pizarra, donde intenté vencer mi timidez, decidí subirme a los escenarios y experimentar esa sensación tan especial que se tiene cuando el telón está a punto de levantarse. Me gustó… Y me gustó tanto que, desde entonces, no he podido dejar de leer, adaptar y hacer teatro.

Sería bastante difícil enumerar todos y cada uno de los espectáculos de los que he disfrutado, tanto como espectador, como actor o director, sin olvidar alguno; aunque todos y cada uno de ellos calaron de una u otra manera en mí, dejando un grato recuerdo. Este año no ha podido ser menos. No sólo he adaptado y dirigido La Tienda de los Horrores, con la que clu Teatro consiguió un tremendo éxito, al llevar por primera vez un musical a las tablas del Teatro Cervantes de Álora, sino que además he podido disfrutar de la oferta teatral en nuestra capital, aunque este año no ha sido tan prolífica como en los anteriores.

Es cierto que, últimamente la fiebre de los musicales ha invadido las carteleras de los teatros de toda España: El Fantasma de la Ópera y Jesucristo Superstar (Lloyd Webber), Mamma Mia! (Abba), Fiebre del Sábado noche (Bee Gees), Hoy no me puedo Levantar (Mecano), Chicago (Bob Fosse, Fred Ebb y John Kander), y un largo etcétera. Todos ellos nos cuentan historias que nos hacen sentir muy diversas emociones, utilizando como motor la música que, en ocasiones, no sólo nos empuja a seguir el ritmo con los pies, sino que nos invita a levantarnos y cantar… Historias de amores imposibles, de sueños inalcanzables, de superación personal..., historias que, en definitiva, nos hacen reír y llorar…

Esta noche he reído y llorado, con uno de los espectáculos más emocionantes de los que he podido disfrutar en mucho tiempo. Estrenada en Broadway en 1959, la historia de la familia Von Trapp ha sido merecedora de 6 premios Tony, y 5 Oscars, y 2 Globos de Oro por su adaptación cinematográfica, dirigida por Robert Wise, y protagonizada por Julie Andrews y Christopher Plummer.

Escrito por Richard Rogers y Oscar Hammerstein II, The Sound of Music, conocida en nuestro país como Sonrisas y Lágrimas, nos cuenta una historia basada en las desventuras de la familia Von Trapp, afincada en Salzburgo durante los primeros años de la Segunda Guerra Mundial. Alegre y jovial, María, es una novicia que es enviada a casa de un viudo capitán del ejército, con objeto de trabajar como institutriz de sus siete hijos. Tras un primer desencuentro con el cabeza de familia, la joven consigue ganarse el cariño y la amistad de los niños, y acabará enamorándose del capitán.


Dirigida por Jaime Azpilicueta y adaptada por Miguel Antelo, Sonrisas y Lágrimas aterrizó el pasado jueves en el Teatro Cervantes de Málaga, para acercar a más de 4000 espectadores este musical, que ha sido probablemente uno de los de más éxito en todo el mundo durante los más de cincuenta años que se viene representando. Esta impresionante producción está encabezada por Silvia Luchetti, Carlos J.Benito, Noemí Mazoy, Jorge Lucas y Loreto Valverde. Completan el reparto un total de 22 actores, entre los que encontramos tres niños malagueños, elegidos para la ocasión. Una orquesta con 10 músicos, un total de 70 personas entre equipo técnico, maquillaje y vestuario, 22 cambios de escenario, y más de 100 trajes, comprenden una de las producciones teatrales de mayor envergadura en nuestro país.

Personalmente, no me queda más que recomendaros encarecidamente, que vayáis a verla. Sus casi tres horas de duración se pasan en prácticamente un suspiro ya que, desde el primer minuto, los actores, la música, la iluminación, el decorado, y la magnífica puesta en escena envuelven por completo al espectador que, tras sentarse en su butaca dispuesto a disfrutar de la obra, sin apenas pestañear se encuentra de repente en pie, aplaudiendo al ritmo de la música y cantando, junto con el elenco y los demás espectadores el tema que cierra la obra.

Esta noche, me es imposible recomendaros una única canción, ya que la excelente partitura de Rogers y Hammerstein nos ha dejado para el recuerdo temas míticos como The Sound of Music, Climb Ev’ry Mountain, María, Edelweis, My favourite things y Do-Re-Mi. Por este motivo, además del video promocional del Musical Sonrisas y Lágrimas, que estará hasta mañana domingo en Málaga, os dejo un enlace a la Banda Sonora Original de The Sound of Music.

Banda Sonora de The Sound of Music




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viernes, 15 de junio de 2012

I'm sexy and I know it

viernes, 15 de junio de 2012


¡Ya queda menos! Llega el verano y aparecen de nuevo los complejos. Es entonces cuando empiezan a rondar nuestra cabeza los consabidos “ojalá”… Ojalá hubiese hecho más ejercicio… Ojalá hubiera seguido la dieta… Ojalá esto… Ojalá aquello...

Vivimos en una sociedad donde prima la estética. Diariamente somos bombardeados con imágenes de “cuerpos perfectos” que pretenden ser el canon de belleza actual, influyendo sobremanera en los jóvenes, y también en muchos adultos. Es tal el caso, que algunos acaban enfrentándose a enfermedades como la anorexia, la bulimia o la vigorexia. Unos por intentar perder peso, otros por intentar aumentar el tono y masa muscular, llegando a convertirse todo esto en una obsesión. Según los estudios, cada año aumentan más los casos en este tipo de enfermedades, abarcando un mayor espectro en el rango de edades.

Ciertamente, no es un tema para tomarlo en broma pero, como persona que también tiene ciertos complejos, quisiera intentar enviar un mensaje positivo. Todos tenemos defectos. Nadie está exento de ellos y, en mayor o menor medida, nos gustan determinados aspectos de nuestro físico. Pero hemos de ir más allá y mirar en el interior de cada de uno de nosotros, olvidándonos de algo que, a nuestro pesar, cambiará con el paso de los años. Cada persona es única y tiene algo estupendo que dar a los demás. Así que, aunque sea por unos instantes, olvidémonos de nuestros complejos y vamos a pensar que, tal y como somos, sin cambiar nada de nuestro cuerpo, estamos realmente buenos.

Es posible que, la formación estadounidense LMFAO (Laughting my fucking ass off / partiéndome el culo de la risa) no sea el referente más apropiado en este caso, ya que el video musical del tema fue censurado en YouTube por alto contenido sexual. No obstante, el video realmente nos presenta una parodia de esos “cuerpos perfectos”, mezcla de gimnasio e interminables jornadas de hambre, invitándonos a pensar que, efectivamente no es tan importante la apariencia. 

Afincados en Los Ángeles, el dúo formado por Stephan Kendal y Skyler Gordy, publicó el pasado año el álbum Sorry for Party Rocking, en el que se incluía I’m sexy and I Know It, mezcla electro y acid house, con algo de hip hop, que no solo nos imprimirá cierto optimismo, sino que nos empujará a seguir el ritmo por toda la habitación. Versionada por diferentes artistas, hemos podido escucharla en series como Gossip Girl y Glee, interpretada en ésta última por Ricky Martin. Además del consabido enlace al tema musical, que alcanzó el número uno en prácticamente todas las listas de éxitos del mundo, os dejo un video de la  performance realizada por el artista puertorriqueño junto a los pupilos del Glee Club, donde escuché por primera vez este tema.

Escuchar I'm Sexy and I Know It




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miércoles, 13 de junio de 2012

Tu vuò fà l’americano

miércoles, 13 de junio de 2012
We live in Spain. We speak Spanish, the second most natively spoken language in the world. Even so, we’re always trying to learn and improve our skills in another languages. That’s good, but not when it becomes an obsession. Today has been a hard day. Blood, sweat, tears, nerves and that night, after three English exams, we’re going to relax ourselves... We're going to travel to…

Italia, per esempio…


Más concretamente, esta noche viajamos hasta Nápoles, donde nació a principios de 1920 uno de los artistas italianos más representativos de su época: Renato Carosone. No contaba aún con 20 años, cuando ya era pianista y director de orquesta. Tras viajar durante años por el extranjero, Renato Carosone regresó a su Italia natal, donde a pesar de no ser conocido consiguió a mediados de los 50 un tremendo éxito gracias al tema Tu vuò fà l’americano

Versionada en numerosas ocasiones, la canción fue escrita en colaboración con Nicola Salermo, mezclando el swing y el jazz, en una crítica al exagerado proceso de americanización que se produjo en Europa los años siguientes al término de la Segunda Guerra Mundial. Tras la letra, la historia de un italiano que, pese a presumir de llevar un estilo púramente americano, aún depende del dinero de sus padres. Cantada por Sofía Loren y Clark Gable en la película Capri, del realizador estadounidense Melville Shavelson, esta noche os la dejo en este post.

Escuchar Tu vuò fà l'americano


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martes, 12 de junio de 2012

Swing the Mood

martes, 12 de junio de 2012

Aquel primer año aún seguíamos en El Egido. Tras un par de meses de verano, de piscinas, de barbacoas, fiestas y excursiones, comenzó una nueva etapa en mi vida que me llevó, no solo a formarme como Ingeniero en Informática, sino también a conocer a muchas e interesantes personas, algunas de las cuales, hoy por hoy son grandes amigos y amigas.

Es posible que sea porque ya quedaron atrás, o quizá no, pero si es cierto que aún recuerdo con nostalgia aquellos años de Universidad. También es cierto que cada año, al llegar junio siempre vuelven a mi memoria sensaciones, olores y sonidos de aquellas noches de verano, sentado junto al balcón de mi cuarto, sumergido entre folios de apuntes y ejercicios.

Entre esos sonidos, siempre resuenan las notas de una misma canción: Swing the Mood. No sé exactamente el motivo, pero este tema marcó cada año de mi adolescencia, el inicio de la temporada estival. Incluido en The Album, primer trabajo de la formación inglesa Jive Bunny & The Mastermixers, Swing the Mood compila un total de trece temas míticos de artistas como Glenn Miller, Little Richard, Bill Haley & His Comets y Elvis Presley, entre otros. Esta manera de entender la música, inició el movimiento Mash’up, que consiste en combinar uno o más temas musicales en una nueva composición.

Aunque The Album alcanzó el segundo puesto en las listas de ventas inglesas, su primer single subió como la espuma hasta las primeras posiciones de las listas de éxitos en todo el mundo. Aún hoy en día, escuchamos inolvidables temas de los años 50, como Let’s Twist Again, Tutti Frutti, Shake Rattle and Rock y Jailhouse Rock, remezclados bajo el nombre de Swing the Mood. ¿Serás capaz de no seguir el ritmo con los pies?

Escuchar Swing the Mood

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lunes, 11 de junio de 2012

Stronger (What doesn't kill you)

lunes, 11 de junio de 2012


Despertó aquella mañana. El sol se asomaba tímidamente por entre los edificios, tiñendo de ámbar la espuma de las olas que rompían contra el espigón del puerto. Observó las extrañas figuras que dibujaban en el techo los rayos de sol, que atravesaban las pequeñas hendiduras de la persiana.

Miró a su lado, donde el vacío de la cama se había convertido en algo habitual, aunque cada día lo sentía aún más cálido. Había vuelto a soñar. Creía haber perdido lo mejor de sí. Creyó escuchar tiempo atrás su última risa. Pero, por fin, el color volvió a inundar sus anhelos. Quedo en el olvido del tiempo, suspendido en un segundo, guardó cuanto le hizo daño y, poco a poco, aprendió a crecer y se hizo más fuerte.

Se sentó en la cama y, tras mucho tiempo volvió a dibujarse una sonrisa en su rostro. Suspiró y comprendió que ahora todo iría bien. Era el momento de alejarse de todo, de volver a empezar, de hacer la maleta y comenzar a caminar, a vivir nuevas experiencias. Se puso en pie y empezó su nuevo camino, porque lo que no te mata, te hace más fuerte.

Basándose en esta frase, incluida en la obra Ecce Hommo de Friederich Nietzche, la cantante Estadounidense Kelly Clarkson lanzó al mercado el pasado año su quinto álbum, que lleva por nombre Stronger e incluye un total de trece temas que, básicamente tratan sobre relaciones sentimentales. Entre todos estos, el segundo single, escrito por Jörgen Elofson, Ali Tamposi, David Gamson y Greg Kurtis, nos recuerda la frase del filósofo alemán, cuando en su estribillo escuchamos What doesn’t kill you makes you stronger.

Kelly Clarkson alcanzó los primeros puestos en todas las listas de éxitos con este tema, que lleva por título Stronger (What doesn't kill you), con el que nos enseña a superar los contratiempos que vamos encontrando en nuestro caminar por la vida. ¡Hasta mañana!

Escuchar Stronger (What doesn't kill you)


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sábado, 9 de junio de 2012

KC and the Sunshine Band

sábado, 9 de junio de 2012


Hace más de un mes que no frecuento este Blog. Es cierto que, en sus inicios me planteé el añadir diariamente un nuevo post, recomendando un tema musical, una serie, película, etc. Aunque, las circunstancias han querido que la publicación de nuevas entradas se haya dilatado cada vez más en el tiempo, ahora que finaliza el curso y llegan las vacaciones de verano, intentaré recuperar la sana costumbre de dejar a diario, unas letras en este Blog.

Ni corto, ni perezoso, he decidido hacer caso al sabio refranero español, cuando dice: “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.” De esta manera, esta misma noche retrocederemos en el tiempo hasta 1975, año en que KC and the Sunshine Band lanzó al mercado su álbum homónimo, en el que podíamos escuchar Boogie Shoes, un tema popularizado dos años más tarde, gracias a la banda sonora de la película Saturday Night Fever. Situada en el puesto 35 del Billboard Hot 100, podemos escucharla en otras películas como Mallrats, del director Kevin Smith, o en series como Mujeres Desesperadas, Flash Fordward o Glee.

Curiosamente, entre los temas más populares de esta formación, afincada en Florida, encontramos el que fuera sintonía de Jóvenes a Tope, programa juvenil emitido en Radio Pizarra durante el verano de 1993, que supuso mi primera incursión en el mundo de la radio. Give it Up, versionada en esta ocasión por el grupo Danés Cut’N’Move, abría paso a un refrescante programa musical, que aliviaba el calor de las noches estivales.

Ya que hace tanto tiempo que no os recomiendo ningún tema, excepcionalmente os dejo estos dos temas y otros dos éxitos de KC and the Sunshine Band: That’s the way (I like it) y Please don’t Go. Ponte los cascos, sube el volumen y acaba esta calurosa noche de sábado... ¡Bailando!

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Boogie Shoes
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Give it Up
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That's the Way (I like it)
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Please don't Go

Boogie Shoes - Saturday Night Glee-Ever
(Glee, cap.16, 3ª temporada)
Give it Up - Cut'N'Move
Eurodance 1993


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martes, 24 de abril de 2012

Luz

martes, 24 de abril de 2012
Había sido un largo día de trabajo. A veces, todo parecía un paseo, pero ahora había tanto movimiento en la oficina que el trabajo se iba acumulando en su mesa y le obligaba a hacer horas extra. Aquel había sido uno de esos días. Eran las diez y media de la noche, y aunque le quedaban cosas que hacer, ordenó su mesa, cogió su maletín y se perdió en la oscuridad del pasillo.  

Había llovido y una ligera brisa le golpeó en la cara al salir de la oficina. El frio de la noche le vino bien. Necesitaba despejar la mente. Caminó despacio hacia el coche: le apetecía sentir el aire frio en la cara. Las calles estaban vacías. El bullicio del día había dado paso a una inusual tranquilidad. Parecía como si el tiempo se hubiese detenido. Sin coches, sin gente paseando por la amplia avenida que pasaba junto a su oficina. Posiblemente estuviesen todos refugiados en casa, por si volvía a llover. Todo era silencio a su alrededor.

Al llegar a casa, nadie le esperaba. Al principio no le gustaba, pero, tras dos años viviendo allí, se había acostumbrado a la soledad. En días como ese, le encantaba llegar del trabajo y darse una larga ducha caliente. Después, una cena fría, y se echaría en el sofá a ver una película, o cualquier programa entretenido que pusieran en la televisión. En ocasiones, ya de madrugada, se despertaba, miraba la televisión aún encendida, giraba sobre sí mismo y continuaba durmiendo. No sabía por qué, pero le gustaba dormir allí. Cuando salía más temprano del trabajo, tras la copa de rigor con los compañeros, se escapaba al gimnasio, o iba a correr un rato al campo. Sin embargo, cuando quería estar solo, se sentaba en la playa a contemplar la puesta de sol, hundiendo los pies en la arena. Le encantaba esa sensación, igual que le gustaba caminar descalzo por el jardín de su antigua casa. Ahora vivía en un piso: no le gustaba, aunque se sentía cómodo en él. Bonitas vistas, tranquilo, en una buena zona de la ciudad, pero..., demasiado vacío.

Aquella noche, el silencio era ensordecedor. Solo escuchaba el silbido del aire colándose por las rendijas de la ventana del lavadero y, a lo lejos, el monótono golpear de las persianas, agitadas por el viento. Dejó el maletín junto a la puerta, echó la llave y, sin pensarlo dos veces, caminó hasta la ducha. Estaba deseando relajarse bajo el agua caliente. Abrió el grifo y reguló la temperatura. Se desnudó y colocó la ropa, perfectamente doblada, sobre la cama. 


No sabía cuánto tiempo llevaba bajo el agua... ¿Cinco? ¿Diez minutos? Quizá más. De repente, le pareció escuchar algo fuera del baño. Una de las ventajas de vivir solo, era que podía dejar la puerta del baño abierta mientras se duchaba. Abrió la cortina de la ducha y escuchó unos instantes. Nada. Solo silencio. Volvió bajo el agua, pero entonces el sonido se hizo más audible. Sonaba más allá del pasillo. Asomó de nuevo la cabeza entre la cortina, y entonces se dio cuenta de que había luz en el salón. Era una luz tenue y blanquecina, que parecía moverse en la oscuridad. ¿Acaso había encendido alguna luz en el salón al llegar? No. Estaba seguro de ello. Su rutina era la misma cada día, desde hacía dos años. Pero, entonces, ¿qué era aquella luz?

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