Aficionado al teatro desde que aprendí a dar mis primeros pasos, ha llovido mucho desde entonces y, aunque hace ya cinco años que bajé el telón y aparqué sine die mi faceta de intéprete y director aficionado, disfruto como un enano cada vez que voy al teatro. También por aquel entonces aparqué este blog, pero hoy siento la necesidad de retomarlo y recordar un proyecto que tuve en mis manos hace ya tiempo.

Corría el año 2011 y la casualidad quiso que pudiese disfrutar de una de las familias más horripilantes del cómic, cine y televisión. En el Lunt-Fontanne Theatre de Broadway, Nathan Lane y Bebe Neuwirth daban vida a Gómez y Morticia Addams en un divertido musical, obra de Andrew Lippa, Marshall Brickman y Rick Elice. Aluciné con la historia, la música y la puesta en escena y, rápidamente me hice con el libreto, con la modesta intención de intentar adaptarlo para llevarlo a las tablas tras el éxito que alcanzamos con la Tienda de los Horores. Quiso el destino que, por diversas cuestiones que no vienen al caso, aquello no prosperara, aunque aún guardo con cariño una muy breve parte de la adaptación que hice en aquellos meses.


Han pasado siete años desde entonces y, cuando supe que el musical de la Familia Addams venía de gira al Teatro Cervantes de Málaga, corrí a comprar mis entradas en cuanto salieron a la venta... Desde diciembre esperando y ayer, por fin pude disfrutar de uno de los musicales más divertidos que he visto jamás.

Dirigida por Esteve Ferrer y adaptada por éste y Silvia Montesinos, la historia nos traslada a algún lugar de Central Park, en Nueva York, donde el macabro clan de los Addams tendrá que enfrentarse a algo para lo que no estaban preparados: la joven Miércoles Addams se ha enamorado y va a casarse con Lucas Beineke, un joven "normal" con una familia "normal"... o quizá no. A partir de este punto, la divertida trama se hilvana inteligentemente con un total de 27 piezas musicales y una puesta en escena que te deja con la boca abierta, sin perder en absoluto la esencia satírica de los personajes creados allá por 1938 por Charles Addams. 


La experiencia va más allá y es que, nada más entrar al teatro casi puede percibirse el maravilloso olor a carne chamuscada en una silla eléctica, entremezclado con lo rancio del moho y podredumbre que respira la magnífica mansión gótica de los Addams y el cementerio que la circunda. Todo ello gracias a un estupendo diseño de iluminación, y a un sinfín de detalles que completan el impresionante decorado que, gracias a la magia del teatro, se mueve y adapta a las necesidades de la obra, trasladando al espectador como por arte de magia a las diferentes estancias de la casa.

Llega el momento. El típico aviso para apagar los móviles y el teatro se sumerge en las tinieblas de la noche. Dedos nos da la bienvenida mientras comienzan a sonar las primeras notas de la partitura cuando, de entre la oscuridad aparece el clan Addams al completo, vivos, muertos... e indecisos. La oscura y enigmática Morticia (Carmen Conesa), l'amour éternel de Gómez (Xavi Mira), junto a sus hijos, la cruel Miércoles (Lydia Fairén), de inexpresivo y tenebroso rostro, que gustará de mortificar al inocente y simplón Pugsley (Alejandro Mesa), pieza clave en la obra ya que, sin querer, una de sus trastadas acaba arreglándolo todo. Completan el clan, el ojeroso y divertido tío Fétido (Frank Capdet), la horripilante y gimnástica abuela (Meritxel Duro) y el macabro Lurch (Javier Canales). Del otro lado, el enamorado de la primogénita Addams, Lucas Beineke (Íñigo Etayo), junto a sus padres, Alice (Julia Möller) y Mal (Andrés Navarro), para los que parece quedar lejos el amor y locura de la juventud. Todos ellos, junto a los ancestros de los Addams, consiguen divertir, sorprender y horrorizar, a partes iguales, al espectador con la premisa de que, en términos de normalidad, lo cotidiano es, en muchas ocasiones, superado por lo extravagante y extraño.

En definitiva, un musical con más de 300 funciones a sus espaldas... ¡Y las que les quedan! Con un reparto, dirección y puesta en escena excepcional, y una adaptación musical fresca, divertida e inolvidable con el que disfrutar y pasar un rato terroríficamente divertido. ¡No te la pierdas!