El sol cae por el horizonte reflejándose en el agua de las olas que golpean con fuerza las rocas. La luz del atardecer recorta sobre la arena de la solitaria playa, la silueta de dos jóvenes enamorados que, como detenidos en un segundo, corren el uno hacia el otro hasta fundirse en un apasionado beso. Es el último día de las vacaciones y llegó el momento de decir adiós. Y de repente empieza un nuevo curso. Hay que madrugar y levantase temprano, desperezarse, engominarse el pelo con bastante brillantina y enfundarse la chupa de cuero. Subimos a nuestro viejo coche y salimos hacia el instituto, mientras en la radio suena Grease, un tema de Barry Gibb interpretado por Frankie Valli
Fue en 1972 cuando Grease puso música al año escolar en que, Danny zuko, líder rebelde de los T-Birds, se reencuentra con Sandy Olsson, un amor de verano al que pensó que jamás volvería a ver. Ambientado en los años 50, el musical se estrenó en el Off-Broadway en 1972. No obstante, su éxito y sus siete nominaciones a los premios Tony, lo subieron rápidamente a los escenarios de Broadway bajo  la dirección de Tom Moore.  Seis años más tarde, Randall Kleiser llevó el musical a la gran pantalla, protagonizado por John Travolta y Olivia Newton-John, consiguiendo un gran éxito de público y crítica.


Un musical que desprende energía y buen rollo, y que, hace pocos meses pasó por el Teatro Cervantes de Málaga, consiguiendo poner en pie al público en numerosas ocasiones con una banda sonora pegadiza y llena de ritmo, coreografías espectaculares y una impresionante y colorida puesta en escena. Grease ha llegado hasta nuestros días, considerado como uno de los mejores musicales de todos los tiempos.